Que los medios tienen hoy -y cada vez más- un poder cuasi absoluto sobre nosotros no es nada nuevo. Que su influencia es transformadora tampoco. Que vive y sobrevive fabricando personajes, historias, tramas y traumas tampoco. Y no deja de sorprenderme.
De todos los medios es la televisión sin duda alguna la que más penetración social tiene, en general. Es también la que afronta sus propios desafíos de cambio de las maneras más peculiares. A ver, la historia es asi: Acabo de conocer a "Dani, el sucio". Daniel es un chico inteligente, de formación universitaria en humanidades que acude a grupos de lectura y debate social. No tuvo mejor idea para poner a prueba ciertos paradigmas propios sobre la cultura mediática que concursar para ser admitido al Reality Show del "Gran Hermano" en su versión española, creándose para si mismo -y para quien quisiera creerle, o seguirle- un personaje singular, de esos que la televisión de hoy busca.
Reunió a ciertos ilustres de sus grupos de lectura para que le ayudaran a crear un personaje que marcara una diferencia, que tuviera una identidad que representara todo aquello reprochable. Vamos, que fuera una síntesis de todo lo políticamente incorrecto. Asi nació su "Dani, el sucio", un hombre etnocentrista, racista, xenófobo, machista..., una verdadero engendro de antivalores.
Lo que Dani pretendía era demostrar que los televidentes, sus seguidores, o sea nosotros, somos unos "pobres subnormales" que con nuestro silencio aprobamos lo que a todas luces es reprochable. Y su juego-experimento le salió redondo. Llamativamente Dani fue salvado en más de una oportunidad por los propios televidentes que valoraban su valentía por decir lo que pensaba y llamar a las cosas por su nombre.
Lo terrible no es el planteamiento del juego, lo terrible es que hayamos aceptado jugarlo. Y asi, Dani pasea por los platós desafiando a quien quiera escucharlo. Diciendo lo que, según él, nadie se atreve pero todo el mundo piensa. Y lo siguen y lo sostienen. Y hoy es un ícono más en esta cada vez más confusa realidad mediática.